viernes, 21 de enero de 2011

Mi banda sonora 3. En viernes.

El final de la semana laboral y el inicio de la triada que permite descansar está, aún para el más distraído o insensible, colmado de música. No me refiero al explotado grito ochentero con que nos saturaba Televisa agradeciéndole a Dios, ni a la música de cantina o al continuo golpeteo de sonidos bajos y rítmicos de las mezclas, sino a la música que va acompañando el sentimiento del viernes, desde la mañana, eso que nos deja algo de alivio, de salida y liberación, de conciencia del inicio de la fiesta e ignorancia sobre su fin y paradero. Esos días, me parece, tienen notas muy características.

Salir de la escuela o de la oficina, caminar, reunirse con gente sin la presión inmediata del deber volver, alguna cerveza, en fin. Se me ocurre que el mejor acompañamiento para esa situación es, y no podría provenir de alguien mejor, Watching the Wheels  de John Lennon. Un sujeto al que la crítica y lo que implica le tienen sin cuidado, un estado de tranquilidad, confianza, reflexión propia y placentera observación. No extraña, es una canción concebida y escrita por un Lennon en retiro temporal, digamos en un prolongado viernes, con todo y la referencia a la Alegoría o el Mito de la Caverna. Que digan que estoy loco, simplemente no lo entienden, pensará al oírla algún marxista-lennonista. La sublime Watching the Wheels está incluida en el enorme álbum Double Fantasy (lamentablemente ensombrecido no sólo por el asesinato del genio de Liverpool, sino por los cortos musicales de Yoko) de 1980, pero como sencillo fue publicado en forma póstuma.



También pienso en cómo, hace años, llegaba a la oficina, prendía la computadora con la flojera propia del desvelo y con algo de dolor de cabeza, y al hacerlo mis neuronas sólo reaccionaban al poner Flaca, probablemente mi canción favorita de Andrés Calamaro. Para mi Flaca es el himno del viernes, tal vez no tanto por la letra, sino por la cadencia y la melodía que hacen que uno no se la pueda quitar de la mente en un buen rato. Me parece una de esas canciones que a todo mundo hacen sonreír, aún sin quererlo, y hasta tararear junto con los metales. Flaca es un brillante corte del Salmón, contenida en el célebre Alta Suciedad  de 1997. Por cierto, van dos veces que tengo la fortuna de oírla en vivo y creo que en viernes, que se repita.



De manera convencional, es preciso recordar a la brillante banda encabezada por Robert Smith, The Cure, y su emblemática Friday I’m in Love, originalmente contenida en el álbum Wish de 1992. La mezcla de la crítica a la semana, con los amoríos e ilusiones del viernes, mientras la guitarra suena en celebración, resulta muy difícil de superar. Hay dos datos a destacar de este clásico. El primero, en realidad no es el corte típico de The Cure, sino un corte pop que -con su galardonado video- alegraba en tiempos del grunge. El segundo, originalmente la canción se compuso en un tiempo más lento que la versión que finalmente se comercializó, cuya mayor velocidad es fruto de un error en el proceso de masterizado que la aceleró e inclusive la subió medio tono. Como sea, un clásico.



En lo más reciente, parecen sumamente propias de viernes varias de MGMT y de The Killers, por ahí con Interstate Lovesong de STP. Hay mucha tela de dónde cortar y cada quien tendrá con qué tejerla. Lo importante será, en todo caso, oírlas antes de que, sin darnos cuenta, estemos de nuevo encarando la insoportable pesadez de un lunes.

lunes, 17 de enero de 2011

Bitácora futbolera 5

Con algunos días de retraso, y previo al cotejo citado para esta noche en el coloso de Constituyentes, les comparto la reseña del partido de la semana anterior, celebrado en miércoles por cuestiones de horarios televisivos.
De regreso a la actividad, tras el receso decembrino (con sus fiestas, alcoholes y excesos de comida) los tintos volvieron a pisar la cancha, diezmados ante importantes ausencias obligadas, como la de Waters González, el Alacrán Calderón y el Pato Rodríguez (lesionado en el calentamiento). Por si faltara poco, se trataba de enfrenta a rivales directos, enfundados en el uniforme Xeneise, que sólo estaban a tres puntos de alcanzar a nuestros muchachos.
Sin embargo, como ha venido haciéndose costumbre, el equipo de LGFE hizo valer su calidad y esfuerzo, para obtener la séptima victoria consecutiva, a pesar de las malas decisiones arbitrales (ya también acostumbradas). El marcador final lo dice todo: 7 a 4.
Ahora bien, el partido distó de ser sencillo. El rival reforzó su plantilla con 3 o 4 integrantes de otro equipo (para poder “acompletarse”, según lo alegaban), que resultaron pararse bien y contar con un portero que conocía bien la cancha y salía oportunamente a cortar los avances y tiros de los atacantes. Además, el frío de la ciudad complicaba el buen manejo de la pelota de jugadores que se sentían pesados y fuera de ritmo. Por si fuera poco, las pifias de los árbitros siguen siendo, siempre, en contra de los tintos.
En fin, con tres tantos del “Cable” Palacios (uno de ellos en brillante acción colectiva), otro tanto de Carlos Sports (el segundo, una proeza de técnica individual y olfato goleador, incluyó dos sombreritos y definición de vaselina) y uno más de su hermano Alejandro Sports (el de la quiniela),  el equipo logró obtener una victoria más que lo deja, ahora sí, a solo 3 puntos del liderato de grupo.
Les deseamos la mejor de la suerte en el partido de esta noche, que es una final más.