lunes, 29 de noviembre de 2010

El caballo obscuro, unas líneas por George

Aunque no lo sabría hasta el día siguiente, hace nueve años el mundo tuvo una razón suficiente para estar triste. En Los Angeles falleció el mas joven de los Beatles; a los 58 años de edad George Harrison ganaba su pase al viaje místico que tenía ganado y que había aceptado tiempo antes, con su característico sentido del humor.



De los que tiempo antes fueron Fab, Harrison fue quizás el de mayor estabilidad familiar y salud mental, lo que seguramente propició su brillante evolución musical, al grado de consagrarse como compositor y guitarrista, con su inconfundible sonido de cuerdas deslizándose y debatiéndose entre lo indio, lo melancólico y lo rockero.

Para Harrison la época de The Beatles fue una de formación y aprendizaje, pero según lo declararía años después también una etapa de sueños pesados, hasta pesadillas, y cansancio. La emoción de aquel viaje en autobús en el que Macca le presentaba a Lennon, y lo convencía de aceptarlo en los Quarrymen, diez años después se veía superada por el propio talento y la necesidad de respirar con libertad, mientras su madurez creativa empezaba a manifestarse, incluso por encima de la del dúo mas prolífico y brillante de la historia de la música popular.

Haciendo honor a la verdad, desde sus inicios Harrison mostraba un talento interpretativo fuera de lo común. Aunque mas joven, tocaba sensiblemente mejor su guitarra que lo que hacían Paul y John, y sus arreglos dieron luz a buena parte de las canciones que aparecen en los primeros discos del cuarteto de Liverpool. Además, aunque con menos presencia, George podía cantar perfectamente bien cualquier canción y su colaboración vocal es determinante en los arreglos multivocales que caracterizaron a los Beatles durante toda su trayectoria.



Parecía mas serio y lo era frente a las cámaras y audiencias, pero el mito del Beatle callado se ha venido tambaleando, al escuchar de sus compañeros que en realidad poseía un gran sentido del humor. Como fuera, empezó a participar y componer de tal manera, que sus canciones hablarían públicamente por él, abriéndose paso entre el celoso control de Lennon y McCartney, a tal grado que ya en el Álbum Blanco y en Abbey Road las composiciones de George lejos de complementar la obra, la animaban y definían. Inclusive, tal parecería que el duelo de autores entere John y Paul, terminó por decidirse en favor de George, quien culminó la carrera de The Beatles con Something, la canción favorita de Sinatra (que Sir Paul recuerda hoy no sólo interpretando una versión al ukulele, sino con la sarcástica alusión a la frase de Frankie boy, quien dijo que Something era su canción favorita de Lennon y McCartney).

No extraña pues, que en las listas de las mejores canciones históricas del cuarteto encontremos comúnmente 3 de George entre las 10 primeras, aunque sólo se hubieran incluido unas 20 en el catálogo total de The Beatles.

A las brillantes épocas de los Fab (que, además de su colaboración definitiva en los arreglos ver Norwegian Wood, trajeron como fruto genuino de Harrison canciones memorables como Here comes the sun, While my guitar gently wheeps -con todo y el épico sólo de su querido Clapton-, For you blue, If I needed someone, Taxman, entre otras), le siguió una prolífica, admirada y exitosa carrera, tanto como solista como en su calidad de fundador y piedra angular de los memorables Traveling Wilburys (tras los seudónimos de Nelson Wilbury y Spike Wilbury), cuanto en colaboraciones con Clapton, Ringo y Ravi Shankar.



A esa evolución le debemos el All Things Must Pass, álbum triple que perfectamente por sí mismo habría sido un memorable disco del cuarteto, en el que las brillantes colaboraciones visten una obra magnífica que incluye la canción homónima, la revolucionaria Beware of Darkness, la polémica My Sweet Lord, Isn't a pity, y otras. Después seguirían, por mencionar algunas, Someplace Else, Give me love (Give me peace on earth), Dark Sweet lady, Dark Horse, You, All those years ago, Cloud 9, When we was Fab (con la colaboración al piano de Sir Elton John), y el cover de Got my mind set on you. Sin mencionar su colaboración en canciones del propio Eric Clapton y de Ringo Starr, que le debe su mejor interpretación con Photograph.

Si bien algunas de sus giras fueron criticadas por su abuso del misticismo, George es recordado como el primer filántropo del rock por su desinteresada organización del Concert For Bangladesh, cuyo elenco aún a la fecha permanece inigualable (entre Ringo, Clapton, Leon Russell, Billy Preston, y el grandísimo Dylan, quizá sólo se extrañó a Lennon y a Macca). Después, pocas giras y conciertos.

En fin, George Harrison con toda su clase, su mística, su iluminada obscuridad creativa, su melancólica voz y su guitarra en lamento, su crítica humorística, se despidió de su existencia en el mundo material un día como hoy, pero está en otro lugar, inspirando y componiendo, animando, mejor aún que cuando fue un Fab.

 

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