domingo, 20 de noviembre de 2011

Algo vivo

Han pasado varios meses desde la última nota compartida, y disfruto de las ventajas de la tardanza. La falta de tiempo para escribir (resultado del desorden, sí, aunque también de un trabajo demandante y de un Emperador encantador, aún mas demandante que el oficio) resulta en una buena cantidad de temas. Pero un día inhábil, el del supuesto "Gran Fin", deja algo de tiempo libre. En estas líneas me limitaré a los pasados conciertos en el D.F. que tuve ocasión de disfrutar.



Tras mencionar el Corona Capital 2011 y sus Strokes (enorme actuación del gran grupo neoyorkino), Portishead y Mobi, -con todo y una inexplicable caminata hasta la decepcionante monotonía de Editors a pesar de su gente fumando fuera de los hospitales-, me vienen a la mente Axl N' Friends, Ringo Starr y su All-Starr band, y el enorme Joaquín Sabina, "ese que canta".

Guns N' Roses se presentó en el Palacio de los Deportes, con una formación que sólo deja lugar a la añoranza de una reunión cada vez más lejana. Salvo W. Axl Rose y la injustificada espera de 3 horas, nada de la banda original, mas que las mejores canciones y el recuerdo a través de la imitación de Slash y de Izzy que intentan dos guitarristas, oscilando entre la burla y la antipatía. Sin embargo, gracias a una tercera lira muy destacable al esfuerzo del ya notoriamente veterano Rose (con caída y todo) y a un gran repertorio, el concierto emociona y uno termina afónico. Grandes momentos y recuerdos con Rocket Queen, Welcome to the jungle, It's so easy, Sweet Child, Paradise City, Mr. Brownstone, Don't cry, Estranged, November Rain, Live n' let die, Knockin', etc., se complementan bien con Better, Prostitute y Madagascar. Buenos momentos, que podrían ser mejores si salieran a tocar a tiempo.



Semanas después visitó la Ciudad de México el gran baterista de The Beatles, Ringo Starr. Sin temor a equivocarme, en el Auditorio Nacional Richard Starkley y su "nueva" banda superaron todas las expectativas. Sólo una fecha, sacrificando el comercio por la justicia elemental hacia quienes se esforzaron por boletos para la primera fecha anunciada.

Además de oír canciones del cuarteto de Liverpool que sólo podría cantar Ringo (Yellow Submarine, With a little help from my Friends, I wanna be your man, Boys, Act Naturally) y las propias de enormes dimensiones (Photograph, It Don't come easy, entre otras), lo mejor del concierto es la interacción de la leyenda con el público y con sus músicos, todos veteranos y todos con un lugar propio -destacadísimo el de Edward Winter-. Se trata de un espectáculo honesto y digno de credibilidad; una banda, cuyos integrantes verdaderamente tocan juntos, comparten y se divierten (algo que le hace falta a Macca, creo yo). Un gran día el de ver al Beatle vivo que me faltaba.



Finalmente el 7 de noviembre llegó un sorpresivo lunes de canto, poesía y rock ibérico: Sabina. El flaco de Ubeda y su bombín tomaron por asalto el Auditorio Nacional y lo hicieron suyo, con calidad, complicidad y un manejo extraordinario de los momentos de un concierto. Uno de los mejores que he presenciado y disfrutado. 

De Peor para el Sol a Peces de Ciudad (mis favoritas), hasta el canto de Y sin embargo-Sin Embargo, pasando por el Boulevard de los sueños rotos y Contigo, hay tantas tantas frases, tantas notas, muchas emociones entre la risa, la melancolía y la sinceridad. En verdad Sabina envenena con lo que va dando. Tras la actuación de mas de dos horas contínuas, los asistentes especulamos sobre cuáles nos habían hecho falta, la conclusión era sorprendente, pues podría haber renovado el repertorio y no obstante salimos todos encantados. Un gigante Sabina, acaso nuestro Dylan.



Ya de salida, con mucha alegría y agradecimiento, un recuerdo mas personal. Tras cumplir la llamada edad de Cristo, festejé con mi Picolina su cumpleaños 25. Nos acompañó un magnifico grupo mexicano que rockeó a mas  no poder y con gran calidad, amigos todos desde entonces. Me dieron el honor de compartir con ellos una versión de Wish you were here en la que espero haber cantado a la altura de la guitarra mágica de Waters González y la perfección de Roster.

martes, 16 de agosto de 2011

Mi banda sonora 7: Love is all, love is you

"Tal vez fue en ese momento que comprendí
una de las razones por las cuales The Beatles dejó de tocar.
Las canciones ya no eran suyas. Pertenecían a todo el mundo."
Elvis Costello en Rolling Stone

Regresar de un viaje es, pienso, un buen momento para retomar hábitos. Uno de ellos, casi en abandono, el de escribir, aparece como una buena opción (las otras son imposibles: algo de pereza me impide hacer ejercicio y otros hábitos de orden mas bien etílico resultan, hoy por hoy, incompatibles). Volver a empezar, pues.

El sábado pasado recordé y reviví un regalo navideño, de esos que se esconden pero no mueren. En diciembre de 2006, en uno de esos intercambios navideños de oficina (que, aunque entonces lo ignoraba, sería mi último por esos lares) un querido amigo había librado las suertes de la secrecía y me hizo acreedor a un regalo especialmente seleccionado: la versión en dos cds de LOVE la banda sonora de The Beatles realizada para la producción teatral del aclamado Cirque du Soleil.

Reconozco que en el momento no estaba muy bien informado de qué se trataba y, en principio, (tras la sonrisa propia de un regalo) lo recibí con escepticismo. Un album de remixes de canciones de los Fab, hecho cuando sólo sobrevivía un par, y para un espectáculo escénico de Las Vegas no era convincente para mis supuestas exigencias fanáticas y me parecía, inclusive, insolente. En fin, lo abrí, lo escuché, me gustó pero -honestamente- de inicio no me pareció trascendente. Un disfraz.


Tiempo después, por consejo de amigos queridos -maestros en estos temas, debo decir-, retomé el album (tal vez el último que pueda considerarse una obra conjunta del cuarteto (i.e. quinteto) de Liverpool). Estudié su integración, su propósito, la idea tras él y, finalmente, lo entendí. Es algo increible, un producto genial de George Martín usando nuevamente a The Beatles, pero mediante la más alta tecnología disponible. Una mezcla de fragmentos, pistas, notas, sonidos, efectos, momentos, sentimientos, personajes, frases y humor. Todo. Los Fab están ahí y en un producto nuevo, que por lo demás se escuchaba mucho mejor que la discografía disponible en ese momento. Es posible pasar horas identificando notas, secuencias y sonidos con canciones legendarias. Igualmente se puede especular sobre otras que pudieran haber sido incluidas. En fin, los trajo de nuevo.



El pasado sábado 13 pude ver, por primera vez, la puesta en escena en el Mirage de Las Vegas. Un choque: a media ciudad del olvido permanente hay huellas eternas. En lo escénico, me parece, el Cirque tiene mejor espectáculos; en lo anímico lo dudo. La conjunción entre la música eterna y de todos con la representación de los magos, acróbatas y bailarines es magnífica. Lo mejor para mi, es el sonido. La teconología, con todo y bocinas en los asientos, hace que uno escuche al cuarteto como si estuviese ahí, tocando en vivo. 

La nostalgia, la ilusión, la tristeza, el amor, la soledad y la compañía, la revolución, y los ánimos para tener alegría. Todo está ahí y se siente. Para mi, el show se lo llevan entre Because, Strawberry Fields, Blackbird/Yesterday, While My Guitar Gently Weeps, Lucy In The Sky With Diamonds y A Day In The Life. Pero, en general, es muy completo. También destaca el alarde técnico-armónico de Gnik Nus, la versión al revés del corte Sun King. En fin, vale mucho la pena.



Ahora bien, así como vale la pena LOVE, hay que considerar su correlativo: HATE. Un extraoficial y valioso conjunto de remixes de canciones del cuarteto surgido en el propio 2006, que ha sido descargado en la red por millones de usuarios y que despliega, además, un buen sentido del humor mientras clama reacción frente a la guerra (vgr. Sadness is a Warm Gun, War Fields Forever, Day Reaper, Bomb Togeteher, Norny Pie, etc.). Una buena respuesta al LOVE, que en el fondo da nuevas ocasiones para apreciar el genio de los Fab.


El acto conocido por todos estos años, reinterpretado en los corrientes.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Bienvenido

"Life is what happens to you,
while you're busy making other plans."
John Lennon, Beautiful boy

El 19 de mayo de 2011 lo cambió todo para mi y para mí familia. Después de 40 semanas precedidas de una noticia tan sorpresiva como feliz, llegó al mundo el primogénito en mi matrimonio.

Honestamente estoy maravillado, no sólo por el milagro natural patente en la concepción, gestación y nacimiento de una nueva persona, sino por la fortaleza y el cariño sin límites de mi esposa, a quien admiro hoy más que nunca. Los tantos esfuerzos en el embarazo se palidecen ahora, en perspectiva, frente a las largas horas de labor, a la intensidad de las contracciones y a las lágrimas del esfuerzo, ya recompensado.

Tengo que decir que el bebé se me hace parecido a los dos. Tal vez hubiere podido ser más afortunado y parecerse a su mamá un poco más que a mí, pero reconozco que sonrío de ver en el algunos rasgos y gestos que desde ahora compartimos. A mis ojos, y entiendo que a los de algunos más, es precioso.

Se viene lo bueno, lo sé. Empieza el esfuerzo constante y permanente, la falta de sueño y el deseo de comunicación más eficiente. El miedo de no ser la persona que uno quiere ser para él, o de no tener el tiempo suficiente para compartirlo. Las dudas y las decisiones... Sí, pero, de no ser por eso, si el amor no se manifestara en todas esas formas mezcladas de alegría, empeño y pasión, ¿para qué carajos querría uno vivir?

El bebé llega, pues, y todo es feliz. 

Gracias Picolina, daré lo mejor de mi.

sábado, 30 de abril de 2011

Mi banda sonora 6: el hombre del traje gris

¿Quién coño me ha robado el mes de abril?
Joaquín Sabina, Nos Sobran los Motivos


Tal como las postrimerías de marzo (y sus aguas) recuerdan a Jobim, Sir Elton John y al maestro Eric Clapton Slowhand, la etapa final de abril suena, casi instintivamente, a Joaquín Sabina.

Más allá de ruidos infantiles en su día, la melancólica ¿Quién me ha robado el mes de abril?, con sus imágenes nítidas se va imponiendo en el subconsciente, con toda su nostalgia de posadas de fracaso, calendarios sucios, cajones cerrados y reflexiones de rincón. La canción originalmente incluida en el album El hombre del traje gris de 1988 expone el excelso toque del nativo de Úbeda, de su triste poesía barroca con sonidos de guitarra en sufrimiento. 



Abril se va y tengo esta sensación de que efectivamente alguien me lo robó. Acaso la presión abrumadora del trabajo jurídico, en un país en el que las autoridades no sirven sino se sirven. En fin.

El mes que se apaga ofrece, además, una idea paralela a la descripción generalizada de Sabina, la de Kurt Cobain. El ícono del rock norteamericano de los 90s murió a los 27 años de edad, el 5 de abril de 1994 (según la historia oficial a causa del suicidio, aunque las teorías del complot y algunos dictámenes médicos basados en la cantidad de droga encontrada en su cuerpo sugieren mas bien un homicidio). Le sobreviven el grunge, su influencia inmediata, largas horas de videos con personalidades contrastantes, una viuda muy desconcertante, exitosos compañeros de banda y el sombrío sonido de una voz ronca y deprimida acompañado por una guitarra de sonido propio en un grupo que hizo época, Nirvana. Tras el histórico Smells Like Teen Spirit de 1991, creo que lo mejor de Cobain destaca en un brillante MTV Unplugged in New York. Un muerto más que vivirá por siempre.



Ahora, de tintes mas personales, el mes huele pasto y resuena a Coachella. Los dos años de ausencia no se han llevado lo que me ha dejado el festival de Indio, California. Además de lo que se vive, en mi primera visita en 2007 me quedé impactado con grupos que eran, por decirlo de alguna manera, secundarios: Arcade Fire, Interpol, Kings of Leon, LCD Soundsystem, Hot Chip, Faithless, Rapture y algunos momentos propios de Coachella con bandas como Explossions in the Sky. Para mi gusto se llevaron el festival. 


Después en 2009 aunque lo importante aparentemente era McCartney, el festival se lo llevó The Cure. Los acompañaron un sin fin de bandas, de primeras recuerdo a recuerdo Yeah Yeah YeahsWhite Lies, a Molotov, etc. Aunque este abril no pudimos (ir esperando al visitante), el próximo año ahí estaremos.  


Finalmente, este fue el mes de mi primera aniversario de bodas. No he dejado de oír el piano de Sir Paul en Maybe I'm Amazed, sabiéndome al lado de mi esposa.

miércoles, 23 de marzo de 2011

MI banda sonora 5. We´ve been living life inside a bubble

En días como éste, con sol callado, trabajo abrumador e instantes de reflexión individual, creo conveniente buscar una buena obra, algo suficiente para tirarse un momento en el pasto, en un parque, a escuchar música mientras el calor termina su función extenuante, o tal vez para imaginar que hacer eso es posible en la soledad de una oficina. Se me ocurre, por ejemplo, escuchar el Parachutes, album debut de Coldplay.



Antes de ser mundial y comercialmente famosos, la banda británica de Chris Martin, Jon Buckland, Guy Berryman y Will Champion, se dio lujo de lanzar como primer sencillo la icónicay luminosa Yellow, que sería incluida en Parachutes. Precisamente las grabaciones comenzarían en marzo de aquel ya lejano 99, pero el lanzamiento llegaría en 2000.

Parachutes es un gran album debut, de méritos compartidos entre los cuatro integrantes. Además de marcar el estilo diferente de Coldplay, fruto de múltiples influencias británicas y de la cultura de sus integrantes, el disco tiene la fuerza comercial de canciones como Yellow y Trouble, mezclado con el firme inicio en Don't Panic, el sonido personal de la grandiosa Shiver y la intriga en Spies, seguida de Sparks y su nostalgia.



El genio naciente de Martin y compañía se plantea en el breve corte homónimo del album, Parachutes, una brillante balada en guitarra y voz. High speed se dibuja, mientras We never change y Everything's not lost pintan con tinta indeleble el optimismo cotidiano de fonemas familiares que acompañará al grupo hasta el Viva la Vida



Una buena obra para acompañar cualquier buen día.

lunes, 21 de febrero de 2011

Bitácora futbolera R9



El Fenómeno había llegado. Después de los pesados años en que el mundo futbolístico padeció el Mundial de Italia 90 y los primeros escándalos del Diego, para el '94 fuimos conscientes que en la banca de la mejor selección del mundo (que a la postre resultaría campeona en penales) se daban el lujo de contar con un niño de 17 años, un astro, que pronto ganaría y festejaría el título mundial que ganó desde la banca a la sombra del inmenso Romario. Pasó el tiempo y uno pensaba que, tal vez, si ese niño -entonces conocido como Ronaldinho- hubiera jugado cuando menos el tiempo extra, esa final no se hubiera ido a penales.

Pero no hay plazo que no se cumpla y el Fenómeno se ha ido. El pasado 14 de febrero de 2011, Ronaldo Luis Nazario de Lima anunció su retiro de las canchas de futbol como jugador activo, víctima de padecimientos y lesiones graves, así como de los críticos que nunca dejan en paz a los grandes.

Es relevante porque entre esos dos momentos, inicio y desenlace, sucedieron cosas grandes. Los números, que dicen ya mucho, no alcanzan a describir lo que Ronaldo logró en el futbol y la manera en que impactó a una generación. Es cierto, dos mundiales ganados, todos los premios individuales concebibles, pichichis con el Barcelona y con el Real Madrid, copas de europa, un altísimo promedio de efectividad y de goles anotados por encuentro, etc. Pero la frialdad de la estadísitica palidece si se vio jugar a R9, el primer futbolista de videojuego.

Muy pronto el futbol supo lo que Ronaldo podía hacer y, simplemente, lo cambió todo en un deporte que buscaba las figuras para la generación que tomaría el lugar de la de los birllantísimos Maradona, Baresi, Platini, Matheaus y compañía. En mi opinión, es claro que Ronaldo la encabezaría junto con la inmensa figura de Zidane.
 
 
El máximo goleador de la historia de los mundiales (15 anotaciones en 3 certámenes jugados) y segundo mayor de la historia de la selección brasileña (sólo detrás de Pelé), empezó su carrera profesional de primera categoría en el Cruzeiro, después de su solvencia en la canarinha sub-17 (59 goles en 57 partidos). Tras su rápido éxito, fue fichado inteligentemente por el PSV Eindhoven, donde desarrollaría (algunos dice que excesivamente) su físico y jugaría entre 1994 y 1996, anotando 42 goles en 46 partidos disputados, lo que abrió los ojos de los gigantes de Europa.
 
El primero, sería el Barcelona y en sólo una temporada con el club catalán logró el pichichi con 34 goles en liga, y obteniendo con el equipo la Copa del Rey, la Recopa de Europa, la Supercopa de España y el subcampeonato liguero. Se recuerdan de la época una buena cantidad de soberbios, incluyendo un par en los que mezclando potencia, fuerza, velocidad y contundencia lograba deshacerse hasta de 6 rivales y marcar.
 
Al finalizar la temporada de clubes de 1997, integró la mejor selección brasileña que yo haya tenido el gusto de ver jugar en vivo. Aquella que ganó la Copa América de 1997, en la que se hizo realidad el sueño (frustrado después en 1998 por polémica decisión de última hora) de vern jugar juntos a Romario y Ronaldo en el ataque, entre otros cracks. Un verdadero arsenal.
 
Tras esa temporada, pasó del Barca al Internazionale de Milán, donde convivió entre otros con el inmenso Zanetti. Mientras revolucionaba al Calcio, il Fenomeno sufriría el desengaño de los fracasos colectivos (incluyendo el mundial de Francia) y, sobre todo, de las lesiones fulminantes.
 
Si bien en Francia '98 Ronaldo destacó entre los punteros en el goleo, su brillante actuación en la justa mundialista (5 goles) se ve ensombrecida por el extraño entorno que dominó el partido final de 12 de julio de 1998, en que se veía un Ronaldo debilitado a lado de una selección brasileña que, tras dos cabezasos (estos, lícitos) de Zidane, no tuvo en esos 90 minutos lo que la historia demandaba. Después se sabría que Ronnie no estaba en las mejores condiciones para jugar y, no obstante, tuvo que hacerlo entre sentimientos personales y presiones comerciales. Francia ganó en Francia, la historia perfecta para el comité organizador.
 
Tras la dura lesión de rodilla con que empezó la temporada 1999/2000 en Italia, la historia le tenía guardada una cruel pasada. En su partido de regreso, el 12 de abril de 2000, Ronaldo intentaría un regate de los que le caracterizaron y, sin intervención rival y ante la mirada de las televisiones internacionales que ansiaban su regreso, el astro sufría la rotura del tendón rotuliano de la misma rodilla, que aparecía destrozada en las tomas y fotografías difundidas, mientras el genio lloraba sin consuelo.
 
 
 
Eso que hubiera derrotado al común denominador, no sería suficiente para cortar la carrera de Ronaldo. El Fenómeno volvió por sus fueros y logró recuperarse para el Mundial de Corea-Japón 2002, que dominó en lo personal y en lo colectivo. El primer mundial jugado en Asia lo vería coronarse con su bienamada verde-amarelha, tomando contundentemente su lugar en la historia y anotando 8 goles, cantidad que no se lograba siquiera en los mundiales de Maradona. Los recursos podrían haber no sido los mismos que antes, pero la inteligencia, el olfato y el genio en la cancha parecía haber crecido durante la lesión.
 
Como campeón del mundo llegó al mejor equipo del siglo XX, el Real Madrid, en donde compartió con Zizou, Figo, Raúl y su amigo Roberto Carlos el equipo de los llamados galácticos, comandados por un brillante y sereno Vicente del Bosque. La verdad, creo que el Madrid no explotó suficientemente a Ronaldo (y se equivocaron haciendo intocable a Raúl y comprando a Beckham), pero su tiempo como merengue le bastó para ser pichichi y ganar un par de Ligas, ganar una Intercontinental (con gol suyo, por cierto) y cosechar el balón de oro de nueva cuenta.
 
 
 
Enmedio de las críticas y cuestionamientos por su forma física y supuestas indisciplinas, sería seleccionado para jugar con Brasil el mundial de Alemania en 2006. Sus tres goles lo harían consagrarse como el máximo romperedes de la historia del máximo certamen de balompié. Esa dicha se vería opacada, una vez más, por la eliminación en los botines de Zidane y Henry.
 
De vuelta a un Madrid, que perdió a Zidane por retiro, Ronaldo vería disminuidos sus minutos de juego e incrementados los problemas con el técnico Capello. A principios de 2007 llegaba al AC Milan, otro inmenso club europeo. Los dos grandes de España, los dos grandes Italia... no cualquiera.
 
Su llegada al club rossonero fue buena, pero la empañaron de nuevo las lesiones, así como el hasta ahora poco difundido diagnóstico de problemas de hipotiroidismo que le ofrecía problemas de peso y cuyo tratamiento podría haberlo descartado por dopaje. No obstante, la afición reconocía los esfuerzos y le veía festejar la Champions desde la grada (Capello lo había utlizado con el Madrid en esa misma temporada). Tras un regreso prometedor en enero de 2008, que parecería traer consigo una racha goleadora, el 13 de febrero de 2008 el destino pasaba facturas, y Ronaldo volvía a lesionarse del tendón rotuliano, pero esta vez de la rodilla izquierda. 
 
Inactivo más de nueve meses, finalmente en diciembre de 2008 fue traspasado al Corinthians de Brasil. En Sao Paulo el Fenómeno tuvo también momentos buenos y colaboró en forma radical a la obtención del Campeonato paulista y la Copa de Brasil, marcando 35 goles en 65 cotejos. El Timao, no obstante, sería su última camiseta con la que pagó el precio de un fracaso en la Libertadores de América.
 
 
 
El retiro de Ronaldo ha significado para mí el adios de las canchas de mi ídolo y como tal no deja de sentirse como un tema personal. Pero dejando la admiración excesiva a un lado, me parece que es una noticia agridulce para el mundo del futbol. Agria, porque deja ya de jugar el mejor delantero centro de la historia de este deporte, que aún en sus útlimas épocas hacía diferencias y marcaba de  dónde, cómo y cuándo fuera. Dulce, porque le toca ya disfrutar de su historia y su legado, es un inmortal de la historia del futbol, que puede cascarear en la misma cancha que Pelé, Maradona, Cruyff, Di Stefano, Romario, Platini, Beckenbauer y Zidane.
 

sábado, 19 de febrero de 2011

Mi Banda Sonora 4. Fitter, happier, more productive.

Los días en que Radiohead hace lanzamientos son distintos al resto. Por ejemplo, pienso en octubre de 2007 cuando revolucionaron a la industria de la música con la salida del aún joven pero célebre In Rainbows, pieza magistral de su obra que pondrían a disposición del público para ser adquirido en red pagando lo que se considerara conveniente, sin intervención inicial de una disquera. También recuerdo la euforia vivida hace un par de años cuando en cuestión de minutos se agotaron los boletos para sus conciertos en la Ciudad de México para marzo de 2009, que serían -para muchos- los mejores conciertos que hubiere presenciado la urbe.

Pues bien, éste es uno de esos días. Radiohead ha puesto a la venta, también con posibilidades electrónicas, su nuevo álbum llamado The King of Limbs, un disco de 8 tracks que despega con el sencillo Lotus Flower y la difusión del video con excelente filmación que muestra sólo a Thom Yorke en tomas a blanco y negro, gesticulando, jugando, bailando. 



Y no es para menos. Tras la poca fortuna que alcanzara su primer EP llamado Drill, la banda formada en 1985 y originalmente llamada On a Friday, ya integrada por los entonces estudiantes Yorke, Jonny y Colin Greenwood, Ed O'Brien y Phil Selway, en Abingdon, Oxfordshire, no ha dejado de sorprender al mundo mientras han conseguido evitar tentaciones y mantener una genuina expresión, que oscila entre el rock y lo electrónico, lo intelectual, lo depresivo y las explosiones de movimiento gráfico.

El álbum debut Pablo Honey publicado en febrero de 1993, ya bajo el nombre que hoy conocemos (con el que rinden homenaje a los Talking Heads), triunfó antes fuera de Inglaterra que en su tierra natal. De él se desprenden la mundialmente aclamada Creep (que había fracasado en su primer salida como sencillo, pues medios ingleses la consideraban demasiado deprimente, pero que se volvería célebre internacionalmente a la salida del disco íntegro y triunfaría en las listas británicas en su relanzamiento), Anyone can play guitar y Stop Whispering


Después de un par de años de viajes y conciertos trasatlánticos, que inclusive los traerían a esa legendaria primera presentación en México (de la que la revista Marvin ha dado buenas imágenes e ideas) y la salida de los EPs ItchMy Iron Lung, la banda inglesa grabaría su segundo álbum. The Bends fue lanzado en marzo de 1995,  con un sonido tendiente al britpop, lo que resultó en un importante ascenso en Inglaterra aunque en un discreto éxito internacional, aunque contiene elementos inolvidables, como Fake Plastic Trees, High and Dry, Just, Sulk y Street Spirit (Fade Out). Lo cierto es que lo mejor estaba aún por venir.

El tercer álbum de Radiohead es, para mi, su mejor disco y está entre los grandes de la historia del rock (por ahí codeándose con el Dark Side of the Moon, el Revolver, el Abbey Road, etc.). De esas obras que al comprarla y escucharla, desde la primera vez, tiene ese sentimiento de diferencia, en el que se percibe al genio creativo influenciado por los valiosos que le han precedido. OK Computer fue publicado en junio de 1997, y consolidó a Radiohead como los herederos únicos, llegando por primera vez hasta el número uno de las listas. Además de lo conceptual de las letras y la experimentación evidente, basta con mencionar algunas canciones: Paranoid Android, Exit Music (For a Film), tal vez la mejor rola de la banda Let Down, Karma Police, No Surprises y Lucky.  El legado de esa época sería complementado con una gira mundial, documentales y grabaciones brillantes como Nude y el EP Airbag/How Am I Driving?



Tras un corte de descanso e inactividad, estallarían los cambios fruto de la madurez y la experimentación musical y rítmica. De las sesiones de grabación que emprendieron en 2000 resultaron dos álbumes paradigmáticos, difíciles para algunos pero brutales para muchos otros. 
Primero, el Kid A en octubre de 2000, que en su salida alcanzó inmediatamente la cima de las listas internacionales y, aunque sin sencillos, contiene las revolucionarias Everything in its Right Place, The National Anthem, How to Disappear Completely, Optimistic y la persecución en IdiotequeLe siguió el Amnesiac lanzado en junio de 2001, de similar estilo y las magníficas Pyramid Song, Knives Out, Dollars and Cents y You and Whose Army? A los frutos de estas sesiones siguió la publicación del en vivo I Might be Wrong: Live Recordings que aporta la esperanzadora True Love Waits.

Hail to the Thief, lanzado en junio de 2003, fue el sexto álbum de la banda y el último de su contrato inicial con la disquera. Radiohead, consciente de su consagración, mezclaba ya con maestría y comodidad los sonidos electrónicos con  guitarras de rock, y esta vez se permitió (desde el título, que fue extraoficialmente ligado al fraude electoral del 2000 en las elecciones presidenciales de los gringos), hacer una descripción de la situación social. Surgen buenos cortes caracterizados por sus dobles nombres, como 2+2=5 (The Lukewarm), Go To Sleep (Little Man Being Erased), There There (The Boner King of Nowhere), Myxomatosis (Judge, Jury & Executioner) y Scatterbrain (As Dead as Leaves).

Ya libres del contrato con EMI, teniendo al público ansioso y conscientes del cúmulo de canciones valiosas, decidieron revolucionar a la industria y reconocer los cambios tecnológicos en beneficio propio y de sus fanáticos cautivos. El séptimo álbum de Radiohead, el famoso In Rainbows, comenzó su venta en la página de Internet de la banda y bajo un precio que quedaba a la voluntad del comprador. El impacto fue inmediato, masivo y abrumador. Inclusive se puso a la venta una edición especial, que contenía un segundo disco con canciones adicionales de las mismas sesiones. Meses después salió a la venta comercial material en forma tradicional. Musicalmente, el álbum es sólido, brillante. Desde  el inicio de 15 Step hasta el final de Videotape, pasando por Rockoner y la reeditada Nude, la genial Wierd Fishes/Arpeggi, la romántica All I need, y las populares House of Cards y Jigsaw Falling Into Place, la atención del escucha es permanente, entre ritmos, voces y riffs. 



Después de los sencillos liberados en 2010 Harry Patch (in Memory of) y These are my twisted words, el 18 de febrero de 2011 lanzan el The King of Limbs, del que se espera mucho. 

Hay que escucharlo bien, pero las primeras pasadas lo dejan muy bien parado, pues parecería que la banda ha llegado a un estado cómodo que logra transmitir con la fuerza de siempre. De entrada en parte me suena al In Rainbows aunque  relajado, con algo similar al The Eraser de Thom Yorke. En un primer acercamiento, mi track favorito es el 7, Give Up The Ghost. Sin embargo, como toda la obra de Radiohead, sólo una buena apreciación dará el veredicto final. Mientras, hay que disfrutarlo.

lunes, 7 de febrero de 2011

Las etapas de la cruda


Hace algunos meses, un día que me lucía como el de hoy, planteé mi descripción de una cruda o resaca, que en este momento retomo con el único propósito de buscar comprensión mientras también la ofrezco.


Como entonces, me dispongo humildemente a sufrir las etapas de la cruda, que según yo pueden clasificarse científicamente de la siguiente manera: 

1. Ubicación y Cuestionamiento. 
Entre ruidos y un dejo de calor mezclado con escalofríos, el crudo abre los ojos y se pregunta: ¿dónde estoy?, ¿qué día es? y, citando a Sabina, ¿qué hice yo para merecer esto?

2. Acción y reacción.
El crudo está sometido a una encrucijada constante: Me levanto y me duele la cabeza; Hablo y dolor de cabeza; Respiro, dolor de cabeza; Parpadeo, entonces lágrimas y dolor de cabeza...

3. Experimentación.
Esta etapa se caracteriza por la búsqueda desesperada y torpe de algún remedio, aunque sea un paliativo, que va desde un analgésico, cafiaspirinas, tacos (preferentemente del Villamelón), chelas (se sugiere Victoria cubana) e inclusive cubas (para los campeones), futbol, etc. 
El riesgo latente es el efecto placebo y la deprimente conclusión de que hay poco por hacer, las crudas por definición son humillantes.








4.Efecto pàjaro piedra. 
La cuarta etapa, aunque menos dolorosa en lo físico, probablemente la peor. Los Blackouts angustiantes, un melancólico cariño y la revalorización de la humanidad, se conjugan con paranoia y malestares varios. Cualquier movimiento es apreciado, entonces, como una amenaza o atentado contra la vida.

5.Resignación.
Después de un largo dia y consciente de que no hay nada por hacer, el crudo se dispone a intentar dormir.





Feliz regreso de puente constitucionalista. Mañana será un martes con pinta de lunes, pero el viernes está menos lejos.

viernes, 21 de enero de 2011

Mi banda sonora 3. En viernes.

El final de la semana laboral y el inicio de la triada que permite descansar está, aún para el más distraído o insensible, colmado de música. No me refiero al explotado grito ochentero con que nos saturaba Televisa agradeciéndole a Dios, ni a la música de cantina o al continuo golpeteo de sonidos bajos y rítmicos de las mezclas, sino a la música que va acompañando el sentimiento del viernes, desde la mañana, eso que nos deja algo de alivio, de salida y liberación, de conciencia del inicio de la fiesta e ignorancia sobre su fin y paradero. Esos días, me parece, tienen notas muy características.

Salir de la escuela o de la oficina, caminar, reunirse con gente sin la presión inmediata del deber volver, alguna cerveza, en fin. Se me ocurre que el mejor acompañamiento para esa situación es, y no podría provenir de alguien mejor, Watching the Wheels  de John Lennon. Un sujeto al que la crítica y lo que implica le tienen sin cuidado, un estado de tranquilidad, confianza, reflexión propia y placentera observación. No extraña, es una canción concebida y escrita por un Lennon en retiro temporal, digamos en un prolongado viernes, con todo y la referencia a la Alegoría o el Mito de la Caverna. Que digan que estoy loco, simplemente no lo entienden, pensará al oírla algún marxista-lennonista. La sublime Watching the Wheels está incluida en el enorme álbum Double Fantasy (lamentablemente ensombrecido no sólo por el asesinato del genio de Liverpool, sino por los cortos musicales de Yoko) de 1980, pero como sencillo fue publicado en forma póstuma.



También pienso en cómo, hace años, llegaba a la oficina, prendía la computadora con la flojera propia del desvelo y con algo de dolor de cabeza, y al hacerlo mis neuronas sólo reaccionaban al poner Flaca, probablemente mi canción favorita de Andrés Calamaro. Para mi Flaca es el himno del viernes, tal vez no tanto por la letra, sino por la cadencia y la melodía que hacen que uno no se la pueda quitar de la mente en un buen rato. Me parece una de esas canciones que a todo mundo hacen sonreír, aún sin quererlo, y hasta tararear junto con los metales. Flaca es un brillante corte del Salmón, contenida en el célebre Alta Suciedad  de 1997. Por cierto, van dos veces que tengo la fortuna de oírla en vivo y creo que en viernes, que se repita.



De manera convencional, es preciso recordar a la brillante banda encabezada por Robert Smith, The Cure, y su emblemática Friday I’m in Love, originalmente contenida en el álbum Wish de 1992. La mezcla de la crítica a la semana, con los amoríos e ilusiones del viernes, mientras la guitarra suena en celebración, resulta muy difícil de superar. Hay dos datos a destacar de este clásico. El primero, en realidad no es el corte típico de The Cure, sino un corte pop que -con su galardonado video- alegraba en tiempos del grunge. El segundo, originalmente la canción se compuso en un tiempo más lento que la versión que finalmente se comercializó, cuya mayor velocidad es fruto de un error en el proceso de masterizado que la aceleró e inclusive la subió medio tono. Como sea, un clásico.



En lo más reciente, parecen sumamente propias de viernes varias de MGMT y de The Killers, por ahí con Interstate Lovesong de STP. Hay mucha tela de dónde cortar y cada quien tendrá con qué tejerla. Lo importante será, en todo caso, oírlas antes de que, sin darnos cuenta, estemos de nuevo encarando la insoportable pesadez de un lunes.

lunes, 17 de enero de 2011

Bitácora futbolera 5

Con algunos días de retraso, y previo al cotejo citado para esta noche en el coloso de Constituyentes, les comparto la reseña del partido de la semana anterior, celebrado en miércoles por cuestiones de horarios televisivos.
De regreso a la actividad, tras el receso decembrino (con sus fiestas, alcoholes y excesos de comida) los tintos volvieron a pisar la cancha, diezmados ante importantes ausencias obligadas, como la de Waters González, el Alacrán Calderón y el Pato Rodríguez (lesionado en el calentamiento). Por si faltara poco, se trataba de enfrenta a rivales directos, enfundados en el uniforme Xeneise, que sólo estaban a tres puntos de alcanzar a nuestros muchachos.
Sin embargo, como ha venido haciéndose costumbre, el equipo de LGFE hizo valer su calidad y esfuerzo, para obtener la séptima victoria consecutiva, a pesar de las malas decisiones arbitrales (ya también acostumbradas). El marcador final lo dice todo: 7 a 4.
Ahora bien, el partido distó de ser sencillo. El rival reforzó su plantilla con 3 o 4 integrantes de otro equipo (para poder “acompletarse”, según lo alegaban), que resultaron pararse bien y contar con un portero que conocía bien la cancha y salía oportunamente a cortar los avances y tiros de los atacantes. Además, el frío de la ciudad complicaba el buen manejo de la pelota de jugadores que se sentían pesados y fuera de ritmo. Por si fuera poco, las pifias de los árbitros siguen siendo, siempre, en contra de los tintos.
En fin, con tres tantos del “Cable” Palacios (uno de ellos en brillante acción colectiva), otro tanto de Carlos Sports (el segundo, una proeza de técnica individual y olfato goleador, incluyó dos sombreritos y definición de vaselina) y uno más de su hermano Alejandro Sports (el de la quiniela),  el equipo logró obtener una victoria más que lo deja, ahora sí, a solo 3 puntos del liderato de grupo.
Les deseamos la mejor de la suerte en el partido de esta noche, que es una final más.